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En todo proceso de elaboración de alimentos se llevan a cabo prácticas de almacenamiento, ya sea de materias primas, producto en proceso y/o producto terminado.
El almacenamiento de productos secos, frescos, refrigerados, congelados o bien, en tanques o silos (a granel) debe de llevarse a cabo de forma que se prevenga la contaminación de los productos y manteniendo un sistema de rotación adecuado.
Para lograrlo queremos darte algunos consejos que te serán muy útiles:
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Mantén los productos siempre identificados con al menos fecha de recepción, lote e información general del producto.
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Evita en todo momento el contacto directo del producto con el piso utilizando tarimas, racks, anaqueles o estantería adecuada.
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Almacena todos los productos alejados de paredes y techos al menos 45 cm para facilitar la limpieza e inspección.
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Utiliza tarimas limpias y en buen estado. Si son de madera, deben lavarse con cierta frecuencia y dejarse secar por completo antes de ingresar de nuevo al almacén.
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Conserva el sistema de rotación PEPS (Primeras Entradas Primeras Salidas) para facilitar la identificación y el manejo de materiales.
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Evita dejar envases abiertos (tambos, sacos, bolsas) para evitar la exposición del producto.
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Protege los alimentos de fugas, hielo y goteo de difusores y tuberías (en caso de almacenamiento en frío).
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Lleva siempre el control de temperatura durante el almacenamiento en frío o congelado. Evita que el ambiente de los productos almacenados en seco alcance una temperatura mayor a los 21 ºC.
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Evita en todo momento la contaminación cruzada manteniendo los productos separados de acuerdo a su origen o especie (crudos, cocidos, alérgenos, diferentes especies de origen animal, desinfectados, no desinfectados).
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Estas son solo algunas buenas prácticas que permiten una mejor conservación de los productos, reducir riesgos de contaminación, ayudan a mantener la trazabilidad y la vida de anaquel.
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